Por Miriam Zenteno-Spencer 4 de julio de 2025
"A veces el cuerpo habla antes que la mente. Y lo que sentimos como dolor físico, tensión o fatiga… puede ser la forma en que el trauma se manifiesta sin palabras".  La terapia somática nos invita a mirar el cuerpo como testigo silencioso de lo que vivimos. No se trata de buscar recuerdos exactos, ni de revivir el pasado — se trata de notar cómo el cuerpo intenta protegernos, incluso cuando no entendemos por qué duele. Este post es una guía compasiva para empezar a reconocer esas señales físicas que no son exageración… son memoria emocional que merece ser escuchada con ternura. 🌿 Ejercicios somáticos para acompañar las señales del cuerpo: Cuando el cuerpo recuerda, no busca dramatizar. Busca liberarse. Por eso, te comparto prácticas simples que podés hacer desde tu casa —sin exigencia, sin juicio, como caricias que le susurran al cuerpo: “te escucho, no estás sola.” 1. Tensión en la mandíbula Colocá tus manos tibias sobre las mejillas, y hacé pequeños movimientos circulares en la zona de la mandíbula. Probá soltar un suspiro con sonido: “aaah…” varias veces. Es una manera de liberar lo no dicho con amabilidad. 2. Fatiga constante Permitite una siesta emocional de 10 a 20 minutos, sin culpa. Acostate o recostate con una manta ligera, manos sobre el pecho y el abdomen. No tenés que dormir —solo descansar y decirte: “Merezco pausar.” 3. Problemas digestivos Cociná o serví un bowl con alimento suave (sopa, arroz, vegetales) y comelo sin pantallas, en silencio o con música suave. Agradecé al cuerpo su esfuerzo por recibir, aún en medio del malestar. 4. Palpitaciones o falta de aire Practicá la respiración 4-6-8: inhalá en 4, sostené en 6, exhalá en 8. Mientras lo hacés, elegí un objeto del entorno (una planta, una vela, una taza) para mirar y anclarte. Tu cuerpo necesita saber que hay algo seguro cerca. 5. Dificultad para dormir Antes de acostarte, sumergí los pies en agua tibia por 5 minutos. Luego, al secarlos con cuidado, decite: “Puedo soltar por ahora.” Este ritual ayuda a decirle al sistema nervioso: “estamos bajando la guardia.” 6. Dolor de espalda o hombros Tomá una manta o almohada ligera y apoyala sobre tus hombros. Dejá que el peso te dé contención. Movete con lentitud, estirá los brazos, y decite: “No tengo que cargarlo todo sola.” 7. Sensación de desconexión del cuerpo Colocá una mano en el pecho y otra sobre el abdomen. Cerrá los ojos y repetí en voz baja: “Estoy aquí. Este es mi cuerpo. Este momento es mío.” Podés hacer esto al despertar o en momentos de ansiedad. 8. Cambios en apetito o náuseas Prepará una infusión que te traiga calma (manzanilla, jengibre, lavanda). Mientras la tomás, preguntate: “¿Qué parte de mí necesita cuidado ahora?” El cuerpo a veces responde con poco, si lo escuchamos con todo. Descarga esta guía somática creada por mí para acompañarte entre sesiones. Incluye prácticas simples y compasivas para ayudarte a escuchar lo que tu cuerpo siente, incluso cuando no hay palabras para explicarlo. Ideal para usarla a tu ritmo, volver a ella cuando lo necesites o integrarla como recurso de autocuidado en tu camino terapéutico.  
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“Explora tu ansiedad con curiosidad, no juicio.”

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