
Reflexiones, recursos y rituales para acompañarte en el camino de volver a ti.
Este blog es un espacio terapéutico donde la palabra escrita se convierte en puente: entre la mente y el cuerpo, entre lo vivido y lo sentido, entre el silencio y la expresión. Aquí encontrarás textos bilingües, ejercicios de autocuidado, afirmaciones visuales y pequeñas prácticas pensadas para sostenerte en días suaves y también en los complejos.
No necesitas tener las respuestas ni saber por dónde empezar. Basta con una respiración, una palabra, o una intención suave. Eso ya es un inicio✨
Reflections, resources, and rituals to support you on your path back to yourself.
This blog is a therapeutic space where written words become a bridge: between mind and body, between experience and feeling, between silence and expression. Here you’ll find bilingual entries, self-care exercises, visual affirmations, and gentle practices designed to support you—on tender days and tough ones alike.
You don’t need to have answers or know where to begin. A breath, a word, a quiet intention—that's already a beginning.✨

"A veces el cuerpo habla antes que la mente. Y lo que sentimos como dolor físico, tensión o fatiga… puede ser la forma en que el trauma se manifiesta sin palabras".
La terapia somática nos invita a mirar el cuerpo como testigo silencioso de lo que vivimos. No se trata de buscar recuerdos exactos, ni de revivir el pasado —se trata de notar cómo el cuerpo intenta protegernos, incluso cuando no entendemos por qué duele.
Este post es una guía compasiva para empezar a reconocer esas señales físicas que no son exageración… son memoria emocional que merece ser escuchada con ternura.
🌿 Ejercicios somáticos para acompañar las señales del cuerpo:
Cuando el cuerpo recuerda, no busca dramatizar. Busca liberarse. Por eso, te comparto prácticas simples que puedes hacer desde tu casa —sin exigencia, sin juicio, como caricias que le susurran al cuerpo: “te escucho, no estás sola.”
1. Tensión en la mandíbula Coloca tus manos tibias sobre las mejillas, y hacé pequeños movimientos circulares en la zona de la mandíbula. Prueba soltar un suspiro con sonido: “aaah…” varias veces. Es una manera de liberar lo no dicho con amabilidad.
2. Fatiga constante Permite una siesta emocional de 10 a 20 minutos, sin culpa. Acuestate con una manta ligera, manos sobre el pecho y el abdomen. No tienes que dormir —solo descansar y decirte: “Merezco pausar.”
3. Problemas digestivos Cocinate o siervete un bowl con alimento suave (sopa, arroz, vegetales) y comelo sin pantallas, en silencio o con música suave. Agradecé al cuerpo su esfuerzo por recibir, aún en medio del malestar.
4. Palpitaciones o falta de aire Practicá la respiración 4-6-8: inhalá en 4, sostené en 6, exhalá en 8. Mientras lo hacés, elige un objeto del entorno (una planta, una vela, una taza) para mirar y anclarte. Tu cuerpo necesita saber que hay algo seguro cerca.
5. Dificultad para dormir Antes de acostarte, sumerge los pies en agua tibia por 5 minutos. Luego, al secarlos con cuidado, di: “Puedo soltar por ahora.” Este ritual ayuda a decirle al sistema nervioso: “estamos bajando la guardia.”
6. Dolor de espalda o hombros Toma una manta o almohada ligera y apoyala sobre tus hombros. Dejá que el peso te dé contención. Muevete con lentitud, estira los brazos, y di: “No tengo que cargarlo todo sola.”
7. Sensación de desconexión del cuerpo Coloca una mano en el pecho y otra sobre el abdomen. Cerrá los ojos y repite en voz baja: “Estoy aquí. Este es mi cuerpo. Este momento es mío.” Puedes hacer esto al despertar o en momentos de ansiedad.
8. Cambios en apetito o náuseas Prepara una infusión que te traiga calma (manzanilla, jengibre, lavanda). Mientras la bebes, preguntate: “¿Qué parte de mí necesita cuidado ahora?” El cuerpo a veces responde con poco, si lo escuchamos con todo.
Descarga esta guía somática creada por mí para acompañarte entre sesiones. Incluye prácticas simples y compasivas para ayudarte a escuchar lo que tu cuerpo siente, incluso cuando no hay palabras para explicarlo. Ideal para usarla a tu ritmo, volver a ella cuando lo necesites o integrarla como recurso de autocuidado en tu camino terapéutico.